Vivo en una casa donde el suelo cruje y donde a partir de las ocho de la tarde, los únicos despiertos somos un hámster y yo. Pienso en el futuro cada tres minutos y me golpean los recuerdos cada minuto y medio. Parece que nada me importa pero quizá todo me importa demasiado. Puedo decir “te echo de menos” en varios idiomas. O duermo o pienso, no hay otra opción. Pero duermo mucho menos que el hámster. Creo saber adónde voy, pero a veces me conformo con creer que llegaré. Y no sé si me arrepiento más de haber dejado de ser quien fui o de no haber hecho nada por ser quien quiero.
Vivo en una casa donde el suelo cruje y donde a partir de las ocho de la tarde, los únicos despiertos somos un hámster y yo. Pienso en el futuro cada tres minutos y me golpean los recuerdos cada minuto y medio. Parece que nada me importa pero quizá todo me importa demasiado. Puedo decir “te echo de menos” en varios idiomas. O duermo o pienso, no hay otra opción. Pero duermo mucho menos que el hámster. Creo saber adónde voy, pero a veces me conformo con creer que llegaré. Y no sé si me arrepiento más de haber dejado de ser quien fui o de no haber hecho nada por ser quien quiero.
Comments
PD- Es pronto para decir que no se ha hecho nada por ser quien uno quiere ser, las cosas quizá haya que planteárselas mejor a corto plazo para que no sea tan frustrante no alcanzar esas metas tan altas que a veces nos ponemos. Un beso Ana.