Otro día más


Me gustan esos diez minutos que paso cada mañana en el transporte público de camino a la rutina. En este tiempo no existe en el mundo otra cosa que mis pensamientos, desordenados y caóticos, pero indispensables para organizar mi mente aún dormida. A nadie le importa a dónde voy ni de dónde vengo. A mí tampoco me interesa lo que haga el chico del asiento de al lado. Somos un puñado de vidas empezando un día más que muchos quisiéramos hacer… diferente. No me preocupo en qué estación he de bajarme, de alguna forma mi cuerpo camina solo. Parece como si sólo a mí me costase madrugar. Decido que hoy me encargaré de todas esas cosas que tengo pendientes. Y mientras tanto, la rutina me espera sentada, aburrida, cansada y con el ceño fruncido.

Comments

Anonymous said…
A mi también me gustaban esos diez minutos cuando estaba en Barcelona....
Para mí, que vivo tan en mi mundo, eran un pequeño contacto con ese otro mundo de las gentes que me rodean, y las observaba....desde fuera. Como se observa un acuario, como si yo no fuera un pececillo más de entre los que nadan dentro.
Ahora ya no tengo esos diez minutos... Y me arriesgo a ahogarme en mi propio mundo, sola en una pequeñísima pecera en la uqe no hay mñas peces que yo....
Anonymous said…
Es verdad, a mi igual me gustarian esos 10 o 15 minutos de camino a la escuela, cambia un poco la rutina, hasta la forma del caminar, y lo mejor esuqe no sabes que te depara el camino...

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