Y uno aprende
Y uno aprende...después de un tiempo,uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender….que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y que uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes…..y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende….que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte,y que con cada adiós uno aprende.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender….que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y que uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes…..y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende….que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte,y que con cada adiós uno aprende.
Comments
Angel
En primer lugar, debo hacer justicia y homenaje al autor, y dejar constancia de que este poema es de Borges. Ambas sabemos que, aunque compartamos estos sentimientos, ni tú ni yo seremos nunca capaces de expresar estas ideas con tanta belleza. En efecto, yo he aprendido mucho a fuerza de adioses...¡pero a qué precio!
Yo ya no espero flores, yo ya ni tan siquiera sueño con que alguien me las traiga...aunque antes sí lo hice. Pero a la fuerza, uno aprende, aunque la inocencia perdida era verdaderamente...dulce.
En segundo lugar, debo darle las gracias a quien redescubrió una cálida noche este poema para mí, e indirectamente, parece que tamboén para tí. Y es que, aunque nos pese, los hilos que conforman los caminos de nuestras vidas se cruzan y enredan, entretejiendo complicados tapices...