La represión en China


Zeng Jinyan es una mujer menuda, de voz suave y caminar pausado. A primera vista, parece frágil. Pero cuando se sienta, mira a los ojos y deja que su historia fluya a torrentes de su interior, se explica por qué está considerada una de las personas más influyentes de China. "El año pasado molesté a mucha gente", asegura irónicamente.
¿Qué hizo esta joven de 23 años, que dirige una ONG de lucha contra el sida, para molestar a tanta gente? Zeng está casada con Hu Jia, un reconocido activista de defensa de los derechos humanos y del medio ambiente. Cuando Hu desapareció en febrero del año pasado sin que la policía admitiera que se lo había llevado, a Zeng no le quedó otra opción que escribir cartas, correos electrónicos y peticiones a políticos y organizaciones internacionales como la ONU, con objeto de que presionaran al Gobierno chino para que revelara su paradero. Y decidió hacer pública su desesperación en su blog en Internet. "No sabía nada de él, ninguna información, ningún mensaje", cuenta en un café de Pekín.
La estrategia funcionó: 41 días después, los agentes secretos soltaron a Hu, con los ojos vendados, en una carretera cerca de su casa, en el este de la capital. Su estado de salud se había deteriorado. Mientras estuvo retenido no pudo tomar su tratamiento contra la hepatitis.
Zeng publicó abiertamente el acoso policial en su blog, hasta que fue bloqueado en septiembre. Pero siguió escribiendo, actualizándolo con "algunas herramientas". "Todo el mundo las conoce", asegura esta joven, que salpica la conversación con sonrisas.
La represión estaba lejos de haber acabado. Entre agosto de 2006 y marzo pasado, Hu Jia fue sometido 214 días a detención domiciliaria, sin justificación legal, mientras que ella fue seguida por agentes de paisano durante seis meses, allá donde fuera. Zeng y Hu son un claro ejemplo de la forma en que el Gobierno chino agosta cualquier voz disonante que pueda hacer peligrar el control absoluto que ejerce el partido comunista.

Comments

Lidia said…
Un nuevo blog para pasar a investigar!
¡Cuantos gobiernos con nombres e ideologías diferentes acuden a la represión y la tortura para mantenerse en el poder!
Hay días que querría cambiar el mundo, otros, simplemente, quiero que el mundo no me cambie a mí.
Anatexia said…
Gracias Lidia, yo también participaré en tu blog.Besos

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