INSTRUCCIONES PARA NO ECHAR DE MENOS

A veces, no hay dolor más fuerte que el no causado, el no sentido y el no vivido. Entonces, es cuando uno se da cuenta de que lo que hace daño no es el sufrimiento, sino el vacío. El hueco de las conversaciones nunca habladas cuando sin esperarlo te viene a la memoria un recuerdo. El espacio sin rellenar de ese beso no dado, que estás seguro que sabe a menta o a fresa o a mango, con una cantidad de saliva justa y respiración acompasada. A veces es un hueco de abrazo el que se siente. Notas como un regazo vacío te rodea. Algo que debería estar y no está, y que duele. Un desarrebujo del alma. Comienzas a pensar y te das cuenta de que eres puro hueco, agujero negro en estado puro [...] Es por esto que, aún a sabiendas de lo imperfecta de mi aspiración, voy a intentar escribirme/te unas instrucciones a seguir para, al menos intentar, no echar tanto de menos:

1. Queda terminantemente prohibido escuchar canciones de amor o con letras mínimamente sensibles. Aunque, ¿realmente, eso importa? Estoy segura de que si escuchara una canción cuyo tema principal es que al protagonista le parta un rayo, imaginaría su preciosa cabeza, tan llena de ideas, tan sonriente, tan, tan, tan suya..., encantadoramente partida. Conclusión: queda terminantemente prohibido cualquier tipo de música.
2. No leer nada que te recuerde a la persona en cuestión. [...] Olvida también a Neruda y demás canciones desesperadas..., pero no creas que así vas a conseguir estar totalmente a salvo, no..., sigue alerta. El subconsciente es muy sagaz, buscará la manera de llevarte a algo que en algún momento te comentó... [...] Creo, pues, que ante esta disyuntiva, lo mejor para eso es, directamente, no leer.
3. Cuando vayas a preparar comida o a encargarla en un restaurante, recuerda no pedir nada que hayáis comido juntos en alguna ocasión, o de lo que él / ella te ha comentado que le gusta especialmente. [...]
4. [...] Se me ocurre a voz de pronto que lo que está claro es que hay ciertos elementos indispensables a evitar: voz, imagen y olor. En el caso de ponerte en contacto con alguno de estos elementos, ten por seguro que sí, sucumbirás. Y no hay peor hambre que la del hambriento de ausencias, ni peor sed, que la del sediento de hambre. [...]
5. Como quinta y última instrucción, se me ocurre que olvides su boca. Bórrala de las fotos, de tu mente, de su distancia. Esa boca que besa, la que habla y ronronea. La perfecta e imperfecta, la acoplable, la bebible, la mimética. La que muerde, la que araña, la que pega, la que te mata de dulce, la que te traga vida pero calma las sedes. Esa que regala tormenta y calla cuando está como ausente.
Y llegados a este punto, sólo me queda decir, que si me leo y releo pienso que para no echar de menos debo dejar de oír música, no leer, evitar casi el comer, olvidar tu voz, imagen y olor y, sobre todo, tu boca... Creo que la única manera de no echar de menos, pues, es no queriendo o muriendo.[...]
Ángela Torrijo

Comments

Anonymous said…
Me ha gustado :)
Anonymous said…
"A veces no hay dolor más fuerte que el no causado, el no sentido y el no vivido" completamente de acuerdo.

gracias
Aconcagua said…
Me ha encantado este post :)
En definitiva, es imposible no echar de menos
Anonymous said…
Lo peor de todo es que las hay masocas......yo soy una de ellas, porque he hecho todas las cosas que no hay que hacer, aún sabiendo que duelen...a veces creo que lo he hecho incluso buscando ese dolor, por ilógico y dañino que parezca. No sé hasta qué punto "echar de menos" llega a mí...o soy yo quien lo fuerzo, provocando yo misma esa tristeza que después empapa mi alma y ahí permanece cuando quiero deshacerme de ella, pero ya no lo consigo.
Y leo los libros, veo las películas, oigo las canciones...porque pienso ¿qué culpa tienen ellos? Son buenos libros...y los sigo leyendo. Y los recuerdos, implacables llegan, y de esta forma, consciente o inconscientemente, estúpidamente, eso sí, nunca dejas que llegue el olvido.

Popular posts from this blog

Vielleicht denke ich zu viel...

Cosas que aprendí en Austria y que podía haber aprendido en cualquier otro lugar...