Foto: Alper Tunç




Qué desasosiego. No importa si las cosas parecen ir bien, a mí siempre me falta algo, y no sé qué es. Gente, trabajo, lugares... Fantásticas compañías y memorias que no consiguen completar un todo. Sostiene un dicho popular que algunos nacen con estrella y otros estrellados. Quizá también hay quien nace para disfrutar de lo simple, y quien no puede evitar sino lo complicado. Y ninguna de las dos fórmulas parece ser mejor que la otra. Hay días en los que vivir se nos antoja un disparate. Mirar hacia Haití y preguntarse quién ha podido idear un argumento tal para esta película de la que nos ha tocado ser actores. El guión incluye también a veces olvidarse por un momento del sufrimiento y deleitarse con el color de las alas de una mariposa, la superficie de la luna, la velocidad de un guepardo o la estructura del ADN. Pero lo más fascinante que he encontrado hasta ahora es esa barrera ficticia que no permite que nadie ni nada pueda acceder a mis sentimientos. Por iempre, sólo míos.

Comments

alai said…
No te importa nadie ni nada demasiado. Estás a gusto con todos, porque tú sólo te entregas verdaderamente a Ella.
Y Ella no te traiciona.
Y vuestro amor es incondicional y eterno.

(La ciencia)

ps. Me gustaría mucho superar esa barrera
alai said…
No te importa nadie ni nada demasiado. Estás a gusto con todos, porque tú sólo te entregas verdaderamente a Ella.
Y Ella no te traiciona.
Y vuestro amor es incondicional y eterno.

(La Ciencia)

ps.me gustaría mucho superar esa barrera.

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